Camino de Santiago Portugués. Etapa 10
Ya estamos en la última comarca portuguesa, Minho, y por primera vez en el Caminho nos levantamos y el cielo está cubierto, totalmente gris, aunque no son nubes, es una intensa niebla que cubre todo y que le da un aire aún más romántico al entrañable albergue. A pesar del gran número de peregrinos que había en el albergue hemos dormido de maravilla, y nos despertamos con apenas unos pocos peregrinos junto a nosotros. Desayunamos cómodamente en el albergue e iniciamos ruta por caminos entre viñas por los que seguimos hasta llegar a Arcozelo. Desde aquí seguimos por pistas entre olivos y pasamos bajo un largo viaducto que forma la autopista A-3, serpenteando entre los pilares de la construcción, siguiendo por caminos forestales hasta Codeçal. Una fuerte cuesta arriba nos lleva hasta Balada, desde donde seguimos entre caserío disperso hasta Labruja. Aquí el trazado oficial del Caminho continúa por un camino en muy malas condiciones hasta el Alto da Portela para bajar hasta Ponte de Águalonga; nosotros seguimos las recomendaciones que nos han dado y cogemos la variante para bicicletas ya que el camino oficial debe pasar por entre grandes rocas y hay que transitar muchos tramos con las bicis a la espalda y aprovechamos para tomar un hamaiketado en un bar a pie de carretera. Una vez recuperado el trazado oficial del Caminho en Ponte de Águalonga seguimos por Sáo Roque y Rubiáes. Pasado el puente romano de Rubiáes nos encontramos con Antonio López, el malagueño de ayer, y seguimos un rato andando con él por pistas forestales hacia Sáo Bento da Porta Aberta. Una fuerte bajada nos lleva hasta Fontoura y varios caminos y pistas forestales en continuo sube y baja nos llevan a Pedreira y Tuido, donde cruzamos la carretera nacional y nos paramos en Tuido, en un restaurante donde comemos tranquilamente la última comida portuguesa y donde nos da alcance el malagueño que se queda nuevamente con nosotros en la tertulia mientras disfrutamos de un rico licor-café cortesía de la Casa.

Seguimos ruta hacia la cercana Valença do Minho, la última población portuguesa, en cuyo albergue ponemos el último “carimbo”, para seguir a continuación hacia la Fortaleza, donde hacemos un poco de turistas y compramos algún souvenir. Desde la muralla ya se ve el río Miño y, al otro lado, la localidad de Tui, la primera española. Así pues descendemos en busca del puente internacional por el que cruzamos el río Miño y entramos en Galicia, donde enseguida encontramos el primer mojón “115,454” es la distancia que nos resta hasta la catedral compostelana. Enseguida entramos en Tui y sus bonitas calles de edificios empedrados y suelo adoquinado, dirigiéndonos directamente hacia la imponente catedral románica, donde ponemos el sello, luego al albergue, donde confirmamos que hay sitio en el albergue de O Porriño, así que seguimos ruta, saliendo de Tui y pasando ante el monumento al peregrino. Seguimos el trazado del Camino, que ahora coincide con la XIX Vía Romana, de Lucus Augusta a Bracara, llegando a A Picoña, donde iniciamos un tramo por un “bidegorri” que transita paralelo a la carretera, luego por una pista entre arbolado por donde pasamos el mítico Ponte das Febres y llegamos a Orbenlle.

Cuatro kilómetros más por el interminable polígono industrial de Porriño y otros cuatro por la carretera de acceso a la localidad es cuanto nos resta para entrar en O Porriño. Nos dirigimos al albergue, cogemos sitio y nos vamos a comprar las viandas para la cena, que hacemos en el completo y nuevo albergue.